17.4.12

TRES MAESTROS

Autor: Stefan Zweig



«No es por casualidad que reúno en un solo libro estos tres ensayos sobre Balzac, Dickens y Dostoievski. Con un propósito común trato de mostrar a los tres grandes novelistas—y en mi opinión los únicos—del siglo XIX como prototipos que precisamente por el contraste de sus personalidades se complementan y quizás elevan a forma clara y distinta el concepto de novelista, es decir, de forjador de mundos épicos... Cada uno de estos artistas crea una ley de vida, un concepto de vida, con la plétora de sus figuras, y los destaca con tanta armonía que gracias a él el mundo adopta una nueva forma.»

OPINIÓN:

Es el primer libro que leo de este autor y además, como se suele decir, "por obligación". La fama de buen biógrafo es merecida; ahora ya ni se escribe así ni se componen de esa manera las biografías. Ponerse a escribir una biografía sin tintes comerciales a lo Pilar Eyre (sin restarle su mérito) no suele ocurrir en estos tiempos.

Destacaré sobre todo el carácter intimista y pasional con el que están escritos los tres ensayos. Los datos sobre las vidas de estas tres personas son globales, encajan perfectamente en las narrativas antropológicas acerca de las vidas de pueblos indígenas.

Stefan Zweig retrata desde los matices de las obras literarias de Balzac, Dostoievski y Dickens hasta los aspectos más personales de sus vidas: nos cuenta cómo eran, como han sido sus entornos familiares y cómo fueron perfilándose hasta llegar a ser grandes maestros cuya trascendencia los ha sobrepasado.

Sin dudarlo, me quedo con el relato de Balzac quizá por ser el personaje del que menos sabía o porque ha sido el que más me ha sorprendido, no lo se.

No lo recomiendo si no hay previamente, al menos, un interés por temas biográficos de los protagonistas.

Citas:

Acerca de la obra de Dostoievski:
Por debajo de la superficie del relato corren los cables ocultos, los ocultos contactos, por los que circulan mensajes misteriosos y entre los que se cambian extraños reflejos.

De Dickens:
La prudencia de la Inglaterra satisfecha.

De Balzac:
La gran emoción de su vida fue compartir apasionadamente los goces de sus personajes.

Una CURIOSIDAD, Stefan Zweig escribió numerosas cartas a las personas que más quería antes de suicidarse. Ésta es la que le dedicó a su primera esposa:

Querida Friderike,
cuando recibas esta carta estaré mucho mejor. En Ossining me viste mejor y más calmado, pero mi depresión ha empeorado, me siento tan mal que ya no puedo concentrarme en mi trabajo.
A ello se suma la triste certeza – la única que tenemos – de que esta guerra ha de durar todavía años y de que pasará mucho tiempo antes de poder regresar a nuestra casa. Ciertamente me ha gustado estar en Petrópolisapaciguamiento, se ha transformado en un pesar… También la idea que mi obra mayor, el Balzac, no podrá terminarse nunca puesto que no tengo la perspectiva de dos años de trabajo sin interrupciones, y los libros necesarios para la documentación serían difíciles de conseguir. Y finalmente está la guerra, esta guerra que nunca termina, que todavía no ha alcanzado su peor momento. Soy demasiado débil para aguantar todo esto, y la pobre Lotte no lo ha tenido fácil conmigo, sobre todo porque su salud ha empeorado también.
Tú tienes a tus hijos y con ello una tarea en la vida; tú tienes intereses varios, una inquebrantable energía. Estoy seguro de que alguna vez vivirás mejores tiempos y comprenderás por qué mi pesimismo me ha impedido aguantar más. Te escribo estás líneas en mis últimas horas. No te puedes imaginar cuán aliviado me siento desde que tomé esta decisión. Dales recuerdos cariñosos a tus hijos de mi parte y no sufras, recuerda siempre cómo he admirado a Joseph Roth o a Rieger que supieron evitar el sufrimiento.
Ten coraje, ahora sabes que estoy tranquilo y feliz.
Con mi amor

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