Autor: José Luis Sampedro.
Editorial: Alfaguara. Plaza & Janés.
Páginas: 347.
Relato sobre la relación entre un anciano, Bruno y su nieto de trece meses, Brunettino. Circunstancialmente, este encuentro hará que el niño rompa la dureza del anciano y la transforme en ternura, olvide su enfermedad y sienta que tiene que vivir cada día como si fuese el último.
Editorial: Alfaguara. Plaza & Janés.
Páginas: 347.
Relato sobre la relación entre un anciano, Bruno y su nieto de trece meses, Brunettino. Circunstancialmente, este encuentro hará que el niño rompa la dureza del anciano y la transforme en ternura, olvide su enfermedad y sienta que tiene que vivir cada día como si fuese el último.
«¡No puede negarse que es mi nieto!... Bien dicen que los niños se parecen más a los abuelos que a los padres...»
Anunziata hace entrar las piernecitas en las del pelele y vuelve al niño para abrochárselo por detrás. El viejo se enfrenta empeñosamente con el botón de arriba, pero aún no ha terminado cuando Anunziata ha abrochado todos los demás. «Déjeme a mí», le dice ella, pero el viejo hace de su tarea una cuestión de honor. Sin embargo, el redondelito de pasta se escurre siempre entre sus recios dedos y, como el viejo persiste, Brunettino empieza a gruñir y el abuelo se da por vencido, sofocando en el pecho una gimiente maldición.
Anunziata abrocha el botón en el acto y el niño es instalado en su cuna. El viejo se sienta a sus pies y reanuda su canturreo, como medio siglo atrás junto a sus corderos.
Tonada melancólica, porque le sigue pesando su fracaso ante el botoncito. «De modo que si estuviéramos los dos solos -cavila-, ¿me sería imposible vestirle para que no se resfriara?
No. No iba a envolverle en la manta; no es modo para un niño.»
El viejo, absorto en sus pensamientos, no percibe la llegada de Andrea, a la que Anunziata recibe en el vestíbulo.
-Le está durmiendo el abuelo, señora. El hombre está lleno de rarezas, pero se le puede dejar con el niño. Se sienta junto a la cuna como un mastín.
OPINIÓN: Tierna, pausada, fijándose en el detalle de la cotidianeidad. Lo recomiendo si no buscas aventuras, intrigas y acción. Es brillante por su sencillez pero quizá un poco monótona.
Anunziata hace entrar las piernecitas en las del pelele y vuelve al niño para abrochárselo por detrás. El viejo se enfrenta empeñosamente con el botón de arriba, pero aún no ha terminado cuando Anunziata ha abrochado todos los demás. «Déjeme a mí», le dice ella, pero el viejo hace de su tarea una cuestión de honor. Sin embargo, el redondelito de pasta se escurre siempre entre sus recios dedos y, como el viejo persiste, Brunettino empieza a gruñir y el abuelo se da por vencido, sofocando en el pecho una gimiente maldición.
Anunziata abrocha el botón en el acto y el niño es instalado en su cuna. El viejo se sienta a sus pies y reanuda su canturreo, como medio siglo atrás junto a sus corderos.
Tonada melancólica, porque le sigue pesando su fracaso ante el botoncito. «De modo que si estuviéramos los dos solos -cavila-, ¿me sería imposible vestirle para que no se resfriara?
No. No iba a envolverle en la manta; no es modo para un niño.»
El viejo, absorto en sus pensamientos, no percibe la llegada de Andrea, a la que Anunziata recibe en el vestíbulo.
-Le está durmiendo el abuelo, señora. El hombre está lleno de rarezas, pero se le puede dejar con el niño. Se sienta junto a la cuna como un mastín.
OPINIÓN: Tierna, pausada, fijándose en el detalle de la cotidianeidad. Lo recomiendo si no buscas aventuras, intrigas y acción. Es brillante por su sencillez pero quizá un poco monótona.
4 Comments:
Que bonitooo =3
seguro que es un muy buen libroo (:
miin
Hola, yo lo leì hace mucho. Me gustò, pero no me marco. Coincido con tu opiniòn.
Un saludo!
De todas las películas que has comentado me quedo con "Up in the air" y sin mucho entusiasmo. La portada del libro es un gran acierto.
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